La Compañia de los JÓVENES CORAZONES de JESÚS


¿Qué es la “Compañía de los Corazones Jóvenes de Jesús"?
Una compañía Católica, conformada por un grupo de amigos (como Tú)  amantes de Jesús y María, que tiene como propósito, vivir una vida cristiana llena del amor de Dios, encomendando nuestro joven corazón al Señor Jesucristo y a nuestra Madre del cielo.
¿A qué se dedica la "CJCJ"?
La compañía y sus amigos se comprometen a ser fieles a Dios y a su eterno amor. A tratar con esfuerzo y sacrificio cumplir con todos los reglamentos.
En la vida Espiritual de todo joven:
Los Corazones Jóvenes de Jesús, son corazones amantes de la oración, de la palabra de Dios (Lectura Espiritual), y los sacramentos.
Como buenos cristianos, debemos:
  • Oración: El dialogo con nuestro Señor Jesús, “La oración es como una pelota, que choca con una pared y regresa más fuerte de lo esperado”. El que no ora no come, y si no comemos, morimos. Así como los enamorados necesitan tiempo para dialogar, así nosotros como buenos cristianos, necesitamos darnos un tiempo para “charlar” con nuestro Padre Celestial, con nuestro Señor Jesús y nuestra amada virgen María.
  • La palabra de Dios: Cuando vamos a la escuela o al colegio, e incluso en la universidad, utilizamos textos (libros) que nos guían en nuestro aprendizaje para cuando tengamos que poner nuestros conocimientos en práctica, así mismo la Santa palabra de Dios (biblia), es la luz y la espada que guía nuestros senderos, y como buenos cristianos, debemos leerla, meditarla y ponerla en práctica, en nuestro vivir diario, con los amigos, nuestros padres, y semejantes. Al igual que la lectura espiritual (Reflexiones, meditaciones, historias, vida de Santos, etc.) enriquece nuestra alma y nos ayuda con una seria de ejemplo cómo comportarnos en nuestro diario vivir.
  • Los sacramentos: En nuestro diario vivir, una de las necesidades básicas del ser humano es “el aseo” y “el alimento”; en nuestra vida espiritual, la confesión (limpieza del espíritu) y la comunión (alimento de vida eterna) son indispensables para mantenernos en gracia con Dios y fortalecidos con el alimento que nos da nuestro Señor Jesucristo. En la compañía de los Jóvenes corazones de Jesús, fomentamos el amor a la Santa Eucaristía y la necesidad de Contar con un confesor, ya que aquel que posee un guía espiritual (Un sacerdote, pastor o una persona bien preparada) es como el pueblo de Israel atravesando por el Desierto, en el desierto de la vida cristiana, debemos contar con una guía sabia (la biblia y la oración) pero además de aquello necesitamos una persona que nos aconseje y nos encamine con los sabios consejos de nuestro señor Jesús.
En la formación Humana:
Además de mantener una buena relación con Dios, también debemos mantener la buena relación con los hombres, de una manera justa y correcta, para ello, como buenos cristianos debemos educarnos en valores y virtudes.
Virtudes para con Dios:
  • ·Caridad: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jesús); la caridad es la virtud que nunca muerte, ya que ella reposa en el AMOR, y “el amor es Dios” (1 Juan 4, 8) La caridad es el trato con los demás, el amor al prójimo, al enemigo, al semejante, el amor a los padres, y maestros, y el amor a los predilectos de Jesús; “los pobres”. Pero no es suficiente un “te amo”, debemos ser jóvenes valientes dispuestos a dar la vida por los demás. Aunque esta sea la virtud más difícil de desarrollar, es la que nos lleva a la Santidad
  • Fe: “Una fe sin obras, está muerta” (Santiago 2, 26), La fe es creer en la certeza de lo que no se espera ni se ve (Hebreos 11, 1), pero nuestra fe cristiana, tiene que ir aferrada con las obras, como podemos demostrar una fe sin obras, más bien por nuestras obras mostraremos nuestra fe. En la “CJCJ”, nos comprometemos a perseverar en la fe, además de leer la Santa Biblia y escuchar con atención lo que nos enseña nuestra Madre Iglesia, dedicaremos nuestro tiempo a fomentar esa fe, con buenas obras  de caridad y de misericordia. “Ellas serán los tesoros del Cielo”
  • Esperanza: Como jóvenes, en nuestra vida como cristianos, muchas veces caemos en la pusilanimidad del espíritu, por ello la compañía se compromete a apoyarnos como hermanos en los momentos de dificultad, manteniendo la fe y la esperanza en Dios.
Además de aquellos dos grandes aspectos en la vida de un buen cristiano, en la compañía se aprende a amar el dulce corazón de María.  
El amor a María, nuestra madre del Cielo.  
Sabes que los grandes Santos, de nuestra gran familia Católica, han sido muy devotos de la virgencita María, pues debemos recordar que ella es nuestra madre del Cielo, encomendada por Cristo a todos sus discípulos amados (nosotros).
“Nuestro amigo Jesús, al ver a su Madre, la dulce virgen María, muy triste y dolida por la muerte de su hijo, y a su discípulo amad0, Juan que era hijo de Zebedeo (nosotros somos también sus discípulos amados) le dijo a María: Mujer he aquí a tu HIJO. Y al discípulo le dijo: Hijo he aquí a tu MADRE. Desde ese MOMENTO el discípulo amado la acogió en su casa.” (Juan 19, 26-27)
Desde ese momento aquel discípulo de Jesús acogió a su madre María, porque Jesús se preocupaba mucho por su mamita, al igual que nosotros ya que ella nos fue encomendada por Jesús, para que la amaremos, la respetáramos y le pidamos que ore mucho con nosotros y por nosotros. Y te cuento un secreto, sabias que, Jesús no le niega ningún favor a su madre querida, porque la ama mucho… “En los bodas de caná, sucedió que se quedaron sin vino, entonces María como siempre se preocupa por los demás (y por nosotros sus hijos) le dijo a Jesús su hijo amado: Hijo, no  tienen vino. (María con mucho amor le pidió que hiciera algo) y Jesús le respondió: Mujer, a ti no te puedo negar nada. Todavía no ha llegado mi hora. (Pero aún así, aunque no era la hora de Jesús para hacer milagros, los hizo y todo por María su madre querida) y Fue así como Jesús transformo el agua en vino, y vino del bueno” (Juan 2, 3-9)
Además de aquello, nuestra madrecita nos ama mucho, ya que ella es la Reina de nuestros corazones. “Una gran señal apareció en el cielo, una Mujer, vestida de Sol (imagínate vestida de Sol, que grande es nuestra madre) con la luna bajo sus pies (ella es la lucecita que ilumina nuestro ser, que bella que es nuestra madre) y una corona de doce estrellas sobre su cabeza (Jesús la corono como reina de las naciones, solos las reinas poseen una corona)… Está en cinta (Ella es nuestra dulce virgen María, con Jesús en ella, si amamos a la virgen también amamos al fruto de su vientre nuestro precioso Señor Jesucristo, nuestro Dios y salvador) y dio a luz a un hijo varón (ese es nuestro Señor Jesús) el que da de regir a todas las naciones con poder (Dios es soberado, rey de todas las naciones, porque gobierna con autoridad, que hermoso misterio el de Jesús y su dulce madre) y la mujer fue a un desierto donde tenía un lugar preparado por Dios ( ¡Wow! Que privilegio la de nuestra madre, Dios tiene un sitio muy bello y especial para ella en el cielo, y desde allí ella nos anima a ser buenos hijos del Altísimo, nuestra madre lo ve todo desde el cielo) El demonio persiguió a la mujer (El diablo mentiroso, como estaba celoso del privilegio de la virgen la persiguió pero Dios la protege porque la ama) y como no la atrapó, se fue a hacer guerra al resto de SUS HIJOS (ósea nosotros, pero no temas que ella aboga mucho por nosotros, que bello ser hijos de María también) los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús (APOCALIPSIS 12)
Así que ya que conocemos a la mujer más bella que existió en la tierra y que vive en el cielo y en nuestros corazones, pidamos que nos proteja de las asechanzas del mal.
Y sigamos su sencillo pero sabio mandato: “Hagan lo que Jesús les diga”, María es un modelo de obediencia a Dios, seamos pues “puros”, “humildes”, “generosos” y “obedientes” como lo es nuestra madrecita del Cielo.
Ahora ya sabes porque amamos a la virgen María, que no nos dejemos engañar. No es lo mismo amar que Adorar, todos sabemos que a Dios solo se le adora, pero amar a la virgen es un privilegio. Si amamos a nuestra madre aquí en la tierra, cuanto no a nuestra madre purísima allá en el cielo que nos está guardando un puestito junto a nuestro Señor Jesús su hijo a quien él nunca le niega nada. Pidámosle a la virgen María que “ore con nosotros en un mismo espíritu” (hechos 1, 14).
“Al entrar a la casa, vieron al niño y a María, su mamá, se arrodillaron y le adoraron” (Mateo 2, 11)
Sabes, cada vez que Adoramos a Jesús, María esta acompañándonos, cuando adoramos a Jesús a nuestro Dios, María esta junto a él, y junto a nosotros, adorándolo pero en brazos (¡Que precioso)
El padre Pio del Pietrelcina decía que veía a la virgen en la Santa misa, en el momento de rodillas a los pies del sagrario, es la misma escena del calvario, cuando María se arrodilla antes su hijo crucificado.
Ahora tenemos buenas razones para amar a la virgen y encomendarnos a su dulce corazón. Todos conocemos el amor de una Madre en la tierra, imaginemos el amor de María para con cada uno de sus hijos.
Jesús y María son nuestros amigos fieles, ellos nos acompañan en nuestro caminar…
¿Te gustó el espíritu de la compañía?
Pues si tu “joven corazón”  te pide amar más al Señor Jesús, y consagrar tu corazón y  tu vida a él y amar a nuestra dulce virgen María, y encomendarnos a su protección… Te esperamos amigo mío…
“Estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo”
Atte. Jesús tu amigo fiel.
Quiero amar a Jesús y a la Virgen María, haciendo de ellos, nuestros mejores y fieles amigos.
Jesús y Maria te esperan...

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